Es posible que tengas la idea de poner un negocio quizá a corto o medio plazo. No dejas de imaginar cómo será, cómo tratarás a tus clientes, cuánto dinero ganarás…
Y está bien, la imaginación es una herramienta muy importante en el desarrollo y persecución de un proyecto de emprendimiento. Y esta imaginación a futuro, se llama visualización.
Visualiza
Lo que visualizas el suficiente tiempo lo acabas logrando si va acompañado de organización y trabajo diario. Porque si piensas que sentado en una silla o tomando una cerveza con los amigos vas a lograr cambiar tu forma de vida, estás muy equivocado.
Los cambios comienzan siempre en tu interior. Si quieres ser una mujer o un hombre exitoso, debes empezar a actuar como tal.
¿Qué ofreces?
Hemos hablado de la imaginación y de la visualización, pero hay algo muy importante que también se debe hacer al inicio de un emprendimiento. Y esto es tener clara tu propuesta de valor.
La propuesta de valor es el producto o servicio que ofreces que soluciona algún problema de tu cliente.
Si queremos lavar coches, nuestra propuesta de valor será “lavado de coches”.
Esta propuesta está bien para empezar. Pero date cuenta de que en tu pueblo o ciudad habrá más personas que hagan lo mismo que tú. Por ello, tendrás que buscar una estrategia de diferenciación. Una forma de hacerlo es ir a un público muy concreto.
Por ejemplo, tu propuesta puede cambiar a “lavado de coches con esponja y secado a mano”
Con esta propuesta de valor, nos dirigimos a un público más selecto, al que le gusta cuidar su coche. Este cliente irá a tu establecimiento porque sabe que no rayarás su coche y que lo dejarás más limpio.
Como ves, tu propuesta de valor tiene que ser clara y específica.
¿Te ha parecido interesante la idea?